MARCO DE REFERENCIA o MARCO TEÓRICO

Un ermitaño o eremita es una persona que elige profesar una vida solitaria y ascética, sin contacto permanente con la sociedad. El vocablo ermita procede del latín eremita, que a su vez deriva del griego ἐρημίτης o de ἔρημος, que significa «del desierto». En sentido laxo, el término se extendió para significar a todo aquél que vive en soledad, apartado de los vínculos sociales.

En el cristianismo, la vida eremítica tiene por finalidad alcanzar una relación con Dios que se considera más perfecta. La vida del ermitaño está por lo general caracterizada por valores que incluyen el ascetismo, la penitencia, el alejamiento del mundo urbano y la ruptura con las preferencias de éste, el silencio, la oración, el trabajo y, en ocasiones, la itinerancia. Se considera que el eremitismo en el cristianismo nació a fines del siglo III y principios del siglo IV, particularmente tras la paz constantiniana, cuando los llamados «Padres del Desierto» abandonaron las ciudades del Imperio romano y zonas aledañas para ir a vivir en aislamiento y en el rigor de los desiertos de Siria y Egipto, sobresaliendo el desierto de la Tebaida.

La práctica del eremitismo también se encuentra presente en la historia del hinduismo, el budismo, el sufismo y el taoísmo.

En el mundo moderno suele verificarse una variante que, si bien no puede catalogarse como eremitismo propiamente dicho, mantiene algunas de sus características. En este caso, no se verifica una «fuga geográfica» del mundo, sino un aislamiento respecto del estilo o de la forma de vida que el mundo presenta. Se trata de un «eremitismo en medio del mundo», impregnado por rasgos de soledad, oración y trabajo, que huye de cualquier tipo de publicidad y que florece.

 

EL EREMITISMO EN EL CRISTIANISMO TEMPRANO


El eremitismo es un modo de vida nacido en Oriente, particularmente en Egipto y Siria, hacia el siglo III, pero con algunos precedentes precristianos, como el de la comunidad judía de los Terapeutas, curadores de almas, con asiento en Alejandría, que propugnaba la soledad y el aislamiento como camino para alcanzar la perfección espiritual.3

Ermitaño fue el nombre dado desde el siglo III al V al cristiano que, para entregarse con toda libertad a la vida contemplativa y penitente en busca de Dios, se apartaba de los vínculos sociales usuales, para habitar en los desiertos de la Tebaida (a unos mil kilómetros del delta del Nilo) y en las comarcas vecinas. La norma de vida de aquellos eremitas era de un ascetismo llevado a sus límites: vivían en el desierto, se alojaban en albergues precarios o en cuevas, y subsistían gracias al trabajo manual. Sus ayunos eran muy prolongados y mantenían una vida espiritual durísima.

El modelo inicial de eremitismo, propio de los anacoretas orientales del siglo III, tendría más tarde imitadores -aunque con reservas- en la vida monástica occidental.1Sucesivamente y por extensión, se asignó el mismo nombre a todos los que se retiraron a lugares solitarios para vivir una vida libre de las ataduras de la sociedad. Algunos fijaban su misión en el cuidado y protección de una ermita dedicada a algún santo, por lo general, en algún territorio despoblado y poco visitado. El retiro del ermitaño se consideraba parte de su vida espiritual y de su entrega cristiana.

En su evolución posterior, la Iglesia generó una tendencia hacia la transformación de aquellas primeras comunidades eremíticas en órdenes religiosas estables, que permitieran una vida ascética pero evitando prácticas extravagantes o exageradas, reglando las horas de oración, de trabajo y de estudio. Se mantenía la pobreza, pero con vestimenta y comida adecuadas. Así, se dio el nombre de ermitaños a ciertas órdenes religiosas como las de San Pablo, San Jerónimo o San Agustín.

Ejemplos de eremitismo temprano

Se dice que el primer ermitaño fue Pablo, el egipcio que vivió noventa años en el desierto (desde 250 a 340 d.C.)

•San Onofre, ermitaño que vivió en el desierto egipcio en el siglo IV.

•Sinclética de Alejandría, siglo IV, Egipto, una de las más tempranas Madres del desierto, sus máximas se suelen incluir entre los dichos de los Padres del Desierto

•Gregorio I el Iluminador, siglo IV, evangelizador de Armenia y considerado su patrono

•María de Egipto, siglos IV-V, Egipto y Transjordania, penitente

•Simón el Estilita, siglos IV-V, Siria, "el ermitaño de la columna"

•Sara del Desierto, siglo V, Egipto, una de las Madres del desierto, sus máximas se suelen incluir entre los dichos de los Padres del Desierto

•Millán, también conocido como San Emiliano, siglos V-VI, actual patrono de Castilla

•Benito de Nursia, siglo VI, Italia, autor de la llamada Regla de San Benito, considerado uno de los fundadores del monasticismo de occidente